Este Bloc esta creado por los jóvenes saharauis que residen en Canarias, concreta mente en Gran Canaria. Queremos que nuestro pueblo nunca quede en el olvido y por tanto de esta manera estamos colaborando a que usted esten informando de lo que sucede en nuestro país. Juntos venceremos, difunde y globalizaremos.


``POR NUESTRA SANGRE NO CORRE HEMOGLOBINAS, CORRE POLISARINA´´

martes, 1 de marzo de 2011

La Maratón del Sáhara desde dentro

Salida:
Ilusionado es la palabra que define mi estado de ánimo antes de salir. El reto es correr una nueva maratón en un entorno duro, pero precioso. Ya veremos.

Kilómetro 2:
Los primeros metros son una fiesta. Entre los aplausos de los niños voy flotando. Las mujeres nos saludan con un grito característico entre los saharauis.

Kilómetro 7:
Los amigos que compartimos experiencia en la misma haima vamos tomando cada uno nuestro camino. Sebas, que es un crack, vuela pensando en entrenarse para la 'Ultramaratón des Sables'. Antonio, a sus 51 años, me lleva asfixiado y se acaba marchando por delante. Julián viene por detrás. Va tranquilo porque es su primera maratón.

La historia de superación de este mecánico pone los pies de gallina. Un camión se le cayó encima de las piernas mientras trabajaba y se las dejó destrozadas. Él, para recuperarse lo antes posible, empezó a salir a correr. Y ha decidido completar su primer maratón a lo grande: ¡en el Sáhara!.

Kilómetro 16:
Desde Smara nos dirigimos, por un desierto pedregoso, hasta otro de los campos de refugiados: Ausserd.

Media maratón:
La mitad del camino ya está hecho. Miro mi reloj y me sorprendo gratamente.

Kilómetro 23:
Dejó atrás el el campamento de Ausserd con una sonrisa y emocionado. Entre los ñinos que salen a saludarnos veo a uno vestido con la camiseta de la Real Sociedad. Mi grito de "Aupa Erreala" se ha debido oir hasta en Anoeta.

Kilómetro 27:
El terreno se empina. Afronto una zona de dunas en la que cuesta mucho avanzar y voy solo. La belleza -y la soledad- de lo que me rodea me hace recordar un dicho árabe: "Dios hizo los desiertos para que los hombres se encontrasen a sí mismos y los oasis para que fuesen felices". Estoy cansado y hace muchísimo calor. Me concentro en dar un paso más, y luego otro, y otro más. Eso es todo por ahora.

Kilómetro 35.
Siento en mis piernas y en mi cabeza el famoso 'muro de la maratón': la sensación de quedarse sin fuerzas. Bebo, como alguna barrita energética y me acuerdo de los saharauis. Un pueblo que lleva 35 años viviendo exiliado fuera de su país en unas condiciones muy duras y olvidados por casi todos. Y, sin embargo, mantienen una alegría contagiosa. Es obvio que yo no tengo derecho a quejarme porque yo sé que mi sufrimiento acaba dentro de solamente siete kilómetros. ¿Dentro de cúantos años acabará el suyo?.

Kilómetro ?:
¿Dónde está el maldito cartel del kilómetro 40? Mi rejoj me 'dice' que debería haber aparecido ya. Señal de que voy más tocado de lo que creo.

Kilómetro 40:
¡Por fin! ¡Qué alegría! Aunque ya tengo claro que voy a empeorar todos mis tiempos, pero me siento muy, muy contento por haber llegado hasta aquí. Ya estoy en Smara. Por si fuera poco, veo a Ibrahim y Admed -los niños con cuya familia convivo- entre el público animándome entre risas. ¡Mejor no pensar de qué se ríen este par! Ja,ja,ja...

Meta:
Estos 42,195 kilómetros ya están acabados. ¿Qué siento? Alegría, alivio, satisfacción, cansancio... pero mejor os animó a venir a correr este maravilloso Maratón del Sáhara, porque hay experiencias que nadie os puede contar, que merecen ser vividas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario