Hay verbos que son incompatibles . Cuando escuchamos “vamos a visitar el Sáhara occidental” y después oímos : “queremos conocer la situación de los derechos humanos”, ya sabemos que no habrá un final feliz. Eso es lo que le ocurrió este fin de semana al eurodiputado Willy Meyer y al abogado Pérez Ventura. Los políticos de IU anunciaron a los periodistas su intención de viajar a El Aaiún, y Marruecos movilizó a su comité de expulsión. No faltaron las amenazas a través de la diplomacia: enviaron un mensaje al Ministerio de Asuntos Exteriores de España para decirles que no los iban a dejar acceder a los territorios ocupados.
Desgraciadamente la expulsión de un eurodiputado no se convertirá en escándalo internacional. Ni siquiera será una noticia de portada en la mayoría de los periódicos españoles. Marruecos ha logrado que la violación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental deje de ser noticia. Los mismos medios y periodistas que escriben con entusiasmo sobre la primavera africana, sobre los avances de algunos países en la conquista de la democracia y los derechos humanos, apenas dedican espacio y tiempo a analizar el estancamiento de la monarquía alauí en materia de derechos humanos. Marruecos sigue siendo un estado dirigido por una familia que ostenta el poder económico y político, a través de un entramado corrupto coformado por la familia real y los pelotas de la corte.
El secuestro de tres cooperantes internacionales en los campos de refugiados saharauis en Rabuni dejó desconcertado al Frente Polisario. Se trata de un duro golpe contra la cooperación internacional y la causa saharaui. Los mismos que criminalizan al Polisario, que hablan de unas posiciones islamistas que no tienen, que pintan un panorama de fanatismo si el Sáhara occidental logra su soberanía, asisten ahora confusos a esta situación: ¿si Al Qaeda tiene relaciones con el Polisario, cómo se puede explicar que secuestre a tres cooperantes?
La decisión de la ministra de Asuntos Exteriores de mantener su visita a Marruecos unos días después del secuestro de los 3 cooperantes . Está claro que Trinidad Jiménez estaba muy ilusionada en visitar por primera vez Rabat, pero podía haberse contenido y dedicar su agenda a realizar los movimientos diplomáticos necesarios para localizar a los cooperantes. Porque su encuentro con el ministro de Exteriores de Marruecos sólo sirvió para que Taib Fasi Fihri desplegara su habitual estrategia de propaganda contra Argelia y contra el Frente Polisario. El ministerio español de Exteriores ordena silencio absoluto a los cooperantes y representantes institucionales que están en los campamentos saharuis en Argelia, y la ministra convoca una rueda de prensa con el enemigo número uno del Polisario y Argelia. Si existe un gobierno en el mundo que tiene especial interés en que el secuestro de los cooperantes acabe mal es el ejecutivo del que forma parte Taib Fasi Fihri.
Con la expulsión del eurodiputado Willy Meyer y el abogado Pérez Ventura de el Aaiún, Marruecos vuelve a mostrar su auténtica cara. La primavera en el Magreb se transforma en otoño eterno en el Aaiún. Pueden caer algunas hojas de la constitución, en una operación de marketing que pretende mantener esa imagen de monarquía modernizada. Pero la libertad de expresión y los derechos democráticos en el reino de Marruecos sólo son pura retórica. La expulsión ilegal de Meyer y de Pérez Ventura son la última prueba de las auténticas intenciones de Marruecos respecto al futuro del Sáhara: seguirá el inmovilismo, y mantendrán el manto de silencio con el que cubren todo lo que ocurre en el Aaiún a la población saharaui.
Autor :Juan Luján
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