La dirección socialista ha pasado en 35 años de defender las reivindicaciones del Polisario a mostrarse a favor de la propuesta marroquí de autonomía.
HACE 35 AÑOS, EL 26 DE FEBRERO de 1976, concluía de forma precipitada la presencia española en el Sáhara. En noviembre de ese mismo año y coincidiendo con el primer aniversario de los Acuerdos de Madrid, por los que España cedió su colonia a Marruecos y Mauritania, el entonces secretario general del PSOE, Felipe González, visitó los campos de refugiados de Tinduf, en el oeste de Argelia, donde miles de saharauis habían empezado una penosa vida de refugiados en el desierto.
La visita de Felipe González sigue siendo, a día de hoy, la de mayor nivel que un representante político español ha realizado a Tinduf. “El pueblo saharaui va a vencer en su lucha. Va a vencer, no sólo porque tiene la razón, sino porque tiene la voluntad de luchar por su libertad”, dijo el líder del PSOE en un improvisado mitin en el que anunció que su partido derogaría los Acuerdos de Madrid cuando llegase al poder.
Nada de ello ha ocurrido, pero más sorprendente es el viraje que ha dado el PSOE con la causa saharaui en estos últimos años, pese a que sus bases siguen apoyando las tesis del Frente Polisario de celebrar un referéndum de autodeterminación. El cambio de percepción se produjo con la llegada al poder de José Luis Rodríguez Zapatero, quien desde 2004 ha defendido la conveniencia política de que mejoren las relaciones hispano-marroquíes.
Este camino llevó al exministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos a presentar a países como Estados Unidos y Francia un documento no oficial en el que la diplomacia española proponía sustituir los términos “referéndum, soberanía e independencia” por “regionalización, autonomía y autogobierno”, según un cable diplomático estadounidense filtrado por Wikileaks.
Jáuregui contradice a Jiménez.
Pese a que su sucesora en el cargo, Trinidad Jiménez, ha insistido estos últimos meses en que España no apoya los postulados de Marruecos o el Polisario, las manifestaciones de otro ministro -el de Presidencia, Ramón Jáuregui- no han ido por los mismos derroteros: primero habló de la soberanía marroquí del Sáhara en un debate parlamentario sobre el asalto que hicieron las fuerzas marroquíes del campamento Dignidad en las afueras de El Aaiún en noviembre pasado. Ante el revuelo ocasionado, Jáuregui rectificó sus palabras pero en enero aconsejó a la dirección del Polisario que aceptase el plan de autonomía que Rabat ha puesto sobre la mesa “en lugar de llevar 30 años en tiendas de campaña”.
El último encontronazo de la dirección socialista con el Frente Polisario se produjo en enero cuando Marcelino Iglesias, secretario de Organización del PSOE, aplazó sine die una reunión con el delegado saharaui en España, Bucharaya Beyun. ¿El motivo? Que este último anunciara una ronda de reuniones con los partidos españoles para intentar convencerles de la opción que defienden los saharauis que viven en Tinduf, la misma que, en teoría, persigue la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso) desde el alto el fuego de 1991: la celebración de una consulta auspiciada por la ONU sobre el futuro del Sáhara.
Fuente: tiempo
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