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``POR NUESTRA SANGRE NO CORRE HEMOGLOBINAS, CORRE POLISARINA´´
viernes, 26 de agosto de 2011
La hipocresía de España (y del mundo) hacia el Sahara Occidental
La situación del Sahara sigue siendo una asignatura pendiente de España. Una España que, cada vez, se comporta con mayor hipocresía de cara al territorio en litigio ocupado por el ejército marroquí y donde la vulneración de los Derechos Humanos es una constante que parece no importar a nadie.
La historia se remonta a 1975. Exactamente al 14 de noviembre, seis días antes de la muerte del dictador Francisco Franco. Ese día se firmó el Acuerdo Tripartito de Madrid o, lo que es lo mismo, la Declaración de Principios entre España, Marruecos y Mauritania sobre el Sahara Occidental. La declaración política sellada por estos tres países estipula que España transferirá la administración del Sahara Occidental, pero no la soberanía. Esa transferencia se hace a una administración temporal tripartita compuesta por los tres países firmantes.
Apenas una semana antes de la firma de ese acuerdo, el 6 de noviembre, Marruecos, con la ayuda de Estados Unidos, envió al Sahara Occidental a 350.000 ciudadanos y 25.000 soldados para invadir el, por entonces todavía, territorio español. Fue la conocida como Marcha Verde. Con el Acuerdo de Madrid, España cedía la administración del tercio sur del Sahara a Mauritania y los dos tercios más septentrionales a Marruecos. Hoy, 30 años después, la ONU tiene un plan especial en la zona, la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el referendo en el Sahara Occidental), que pretende asegurar un futuro referéndum para la autodeterminación, pero, aunque Mauritania abandonó la parte sur después de sus continuas derrotas frente al ejército saharaui que se formó para responder a la ocupación, el Frente Polisario, el Sahara Occidental continúa dividido y militarizado bajo el gobierno marroquí.
Campamentos de refugiados
Cuando empezó la ocupación militar, miles de saharauis abandonaron sus casas y se desplazaron a la frontera con Argelia, único país vecino que no tenía afán expansionista en la zona. Actualmente, decenas de campos de refugiados ocupan la franja. Cada campo está dividido en cuatro distritos (wilayas), que tienen los nombres de El Aaiún (capital del Sáhara Occidental), Esmara (la ciudad sagrada), Djala (la ciudad portuaria más importante) y Auserd (una pequeña ciudad del interior del país).
Cada campo está subdividido a su vez en seis o siete pueblos (dairas) y cada pueblo en cuatro barrios. La organización de los campamentos está prácticamente en manos de las mujeres, que gozan de una importante igualdad con el hombre. Esta zona es, sin duda, una de las más inhóspitas del planeta: la temperatura en verano supera los 55 grados, mientras que en invierno las noches rebasan los cero grados. Solamente la sólida estructura organizada y los grandes sentimientos de solidaridad del pueblo saharaui han permitido crear una sociedad organizada, que perdura desde hace más de dos décadas en este cruento desierto.
Y tras tanto tiempo, los refugiados conciben estos campos como algo temporal, puesto que su sueño es volver a un Sahara libre. Algo llamativo teniendo en cuenta que la gran mayoría de veinteañeros ha nacido ahí y nunca ha pisado las tierras del Sahara Occidental. A pesar de todo, han sabido sobreponerse a los inconvenientes. El Ministerio de Salud ha realizado importantes progresos y se ha frenado la alta tasa de mortalidad infantil que había años atrás. Además, se ha dado la vuelta al analfabetismo que reinaba entre los saharaui, fruto de su época bajo yugo español. Ese dato alcanzaba el 90% entonces, ahora, es ese alto porcentaje de población el que es capaz de leer y escribir. Además, las mujeres, fuerte sustento de la población saharaui, sobre todo teniendo en cuenta que los hombres están en el ejército, han sido preparadas para desempeñar todo tipo de profesiones, desde maestras a enfermeras o constructoras de escuelas y hospitales.
Territorios liberados: República Árabe Saharaui Democrática (RASD)
En la parte este del territorio, en la frontera con Argelia y sin salida al mar, existe la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), administrada por el Frente Polisario y que disfruta de un alto el fuego vigilado por la MINURSO desde 1991. La RASD ha sido reconocida por 84 estados según el Frente Polisario, si bien este número depende de la fuente. Según el Parlamento Europeo, la RASD está reconocida por 54 estados y la Unión Africana. Según Marruecos, solo la reconocen 27 países en 2011. Como es de esperar, ni la Unión Europea ni España ni la propia ONU reconocen a la RASD como estado soberano.
Igualmente, a pesar del alto el fuego, este lugar es uno de los más minados del mundo. Unas minas lanzadas por el ejército marroquí ocupante que, constantemente, se rearma gracias al apoyo de países occidentales como España, Francia o Estados Unidos. Este territorio está separado del Sahara Occidental por un muro de 2.720 kilómetros que está custodiado por más de 120.000 soldados marroquíes. Y, mientras tanto, España juega un papel hipócrita, pues dice defender los derechos del pueblo saharaui a la autodeterminación con la boca pequeña, mientras apoya a Marruecos y firma suculentos acuerdos comerciales con Mohamed VI para explotar el territorio saharaui ocupado. Las decenas de resoluciones aprobadas por la ONU y la Unión Africana en apoyo a la autodeterminación del pueblo saharaui no han sido escuchadas por nadie.
Territorio ocupado
Todo el área occidental del Sahara está ocupado por el ejército de Marruecos, aunque la soberanía marroquí no es reconocida por ningún país de las Naciones Unidas. Aun así, tanto la ONU como la UE y Estados Unidos hacen la vista gorda ante los múltiples asaltos a los Derechos Humanos que se registran en el territorio. Los símbolos saharauis están prohibidos y manifestarse a favor de la autodeterminación es ilegal y castigado con cárcel y tortura.
Pero ya son tantos los apresados, que a los activistas ya no se les lleva a prisión, sino que se les detiene durante 24 horas, se les apalea y se les tira al basurero. Además, la policía marroquí viola a muchos de ellos, dejándolos indefensos, ultrajados y atemorizados. Pero, ¿por qué España y la UE no hacen absolutamente nada para detener este atropello? Son varios los motivos, aunque destaca uno: los suculentos acuerdos de pesca que firmó la UE y, concretamente España bajo el gobierno de Zapatero, con Marruecos para explotar los importantes recursos pesqueros del país, especialmente los situados en aguas saharauis.
Primero lo defendió Moratinos y después Trinidad Jiménez. España lo tiene claro: las aguas saharauis han de entrar en el acuerdo de pesca que se firme entre la UE y Marruecos. Y así fue. En mayo de este año se ratificó ese acuerdo (firmado por primera vez en 2006), a pesar de que la Comisión de Pesca de la UE pretendía excluir las aguas saharianas del acuerdo. España se opuso rotundamente. ¿Por qué? Muy sencillo: España dispone del 80% de las licencias de pesca concedidas en esas aguas (100 de 119) y más de 150 barcos faenan en esa zona.
A pesar de las continuas protestas del Frente Polisario, el Gobierno de Rodríguez Zapatero hace oídos sordos. Estos acuerdos de pesca son una flagrante violación del Derecho Internacional, pero se entiende el interés existente en estas aguas si se tiene en cuenta que el 38% del total de los recursos pescados por Marruecos procede de El Aaiún, capital del Sahara Occidental, y que el 74% del total del calamar que se pesca en Marruecos proviene del conjunto de aguas saharaui.
Este acuerdo entre la UE y Marruecos es totalmente ilegal, pero la ONU no hace nada por evitarlo. ¡Qué novedad! En primer lugar, Marruecos no dispone de capacidad legal para firmar ningún documento relativo al Sahara Occidental, ya que no dispone de estatus de “potencia administrativa” del territorio, categoría que, formalmente, ostenta España.
Además, la consideración por parte de la ONU de “territorio no autónomo” no permite la apropiación externa de recursos. Es más, según una resolución de la Asamblea General de 1991, “la explotación y pillaje de recursos marítimos y otros recursos naturales en virtud de intereses económicos extranjeros en territorios coloniales y no autónomos (...) representa una grave amenaza a la integridad y a la prosperidad de estos territorios”.
Por último, el hecho de que el acuerdo de pesca prejuzgue un estatus del Sahara Occidental favorable a Marruecos viola numerosas resoluciones y principios de Naciones Unidas, entre ellos el que contempla el derecho a la autodeterminación.
Pues, a pesar de tantas irregularidades la MINURSO hace la vista gorda. Y tanto la UE como España se benefician económicamente de la grave situación. A cambio, el gobierno marroquí recibe financiación europea y controla sus fronteras para frenar el trasiego de inmigrantes subsaharianos y el tráfico de droga desde el interior de África hacia el viejo continente.
España no es más que un vil cómplice de esta sangrienta situación. Asimismo, la inversión de grandes empresas españolas en la zona cohíbe a los medios de comunicación de informar sobre las tropelías que se cometen en el Sahara Occidental. El vacío informativo en la zona es total. Los periodistas apenas tienen libertad en el territorio ocupado y cualquier atisbo de apoyo a la autodeterminación saharaui supone la extorsión y la expulsión.
¿Por qué no se convoca el referéndum?
Marruecos teme hasta a sus propios ciudadanos, los cuales también son torturados y maltratados si se muestran partidarios de la independencia saharaui. ¿Sabéis que cualquier ciudadano marroquí que viva en los territorios ocupados desde antes de 1999 tiene derecho a votar en el referéndum de autodeterminación? Incluso con esta importante ventaja, el gobierno marroquí rechaza convocar la consulta. Porque, según argumenta el Frente Polisario, hasta sus propios ciudadanos votarían a favor de la autodeterminación saharaui.
Y es que los marroquíes son tratados como una mera herramienta colonizadora en la parte ocupada y son alojados en chabolas cercanas al mar para explotar los recursos marítimos del Sahara Occidental.
La Intifada Saharaui
En mayo de 2005, el pueblo saharaui que vive en los territorios ocupados del Sahara Occidental comenzó una pacífica intifada (“levantamiento”, en árabe). Pero, por desgracia, esta intifada apenas tiene seguimiento por los medios de comunicación occidentales. Sabedores de ello, los saharauis, sobre todo las mujeres, que son las principales instigadoras de este alzamiento, comenzaron a expandir a través de Internet sus pacíficas actuaciones contra la represión del régimen marroquí y la indiferencia del mundo.
Todos los días se producen decenas de arrestos, sobre todo de chicas. Pasan días o incluso años encerradas sin ningún tipo de contacto con el exterior. Ni siquiera pueden ser visitadas por sus familiares. Pero no pierden la esperanza. Esta intifada, que estalló en la ciudad de Smara (hay varios vídeos en Youtube) está totalmente silenciada por el ejército marroquí bajo tortura y penas de cárcel. Pero ni la ONU ni la UE hacen nada por evitarlo. Solo una decena de vídeos que circulan por internet dan muestra de esta esperanzadora respuesta pacífica. Sin embargo, Occidente apoya a Marruecos y no da ni voz ni apoyo a los activistas.
Mientras tanto, los saharauis no pierden la esperanza. Solo quieren algo tan legítimo como la independencia de su pueblo para poder vivir en paz y libertad. Pero, una vez más, los intereses económicos priman más que la vida de las personas. Un ejemplo más de que en este mundo capitalista y atroz una vida tiene mucho menos valor que algo tan banal como un kilo de calamares. Así de triste, pero así de cierto.
Fuente: http://davidvalpalao.blogspot.com/2011/08/la-hipocresia-de-espana-y-del-mundo.html
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