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miércoles, 30 de marzo de 2011

23 días en huelga de hambre por ver a su familia

EL SAHARAUI MOHAMMED HALLAB PERMANECE EN HUELGA DE HAMBRE DESPUÉS DE QUE FUERA EXCLUIDO, EN EL ÚLTIMO MOMENTO, DEL PROGRAMA DE VISITAS A FAMILIARES AUSPICIADO POR ACNUR

Mohammed Hallab vive en los campamentos de refugiados saharauis, pero parte de su familia, está en El Aaiún. El programa de visitas de Acnur le proporcionó la esperanza de reencontrarse con ellos, después de años de separación. Pero pocas horas antes de que partiera el vuelo, fue excluido de la lista por la agencia de Naciones Unidas y Hallab tomó entonces la decisión de emprender una huelga de hambre indefinida. Por las ilusiones rotas. Su condición de refugiado, según diversas organizaciones, convierte al Acnur en responsable de su seguridad física, y lo cierto es que su estado, parece, es ya de una gravedad importante.

Esta misma noche, según denuncian diferentes entidades saharauis y asociaciones, de distintas nacionalidades, de solidaridad y apoyo al pueblo saharaui, tuvo que ser hospitalizado porque corría riesgo de caer en coma, aunque ha regresado al lugar donde permanece desde el pasado 7 de marzo, la sede de Acnur en los campamentos argelinos.

El Programa de Visitas Familiares que lleva desarrollando el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados desde el año 2004 pone a disposición de las familias saharauis la posibilidad de visitar a sus familiares del otro lado del muro. Mohamed Hallab era una de las personas a las que se había otorgado este derecho. Sin embargo, horas antes del vuelo, Acnur le excluyó de la lista de pasajeros, alegando que se trataba de una decisión del régimen marroquí.

El propio Hallab dirigió una carta al Alto Comisionado explicando los motivos de esta decisión irrevocable "aunque pague un alto precio por ello" que decía así: "La decisión de emprender esta huelga de hambre viene dada por la arbitrariedad en la decisión de excluirme de dicho programa, máxime cuando la Comisión no me informó de la cancelación de mi viaje hasta pocas horas antes del despegue del avión que llevó a los beneficiarios. Con anterioridad realicé, a través de Acnur, todos y cada uno de los trámites requeridos, firmé cuantos documentos me requirieron, realicé el trámite del equipaje y me tomaron una fotografía, tal y como se realizó con el resto de los beneficiarios del programa", asegura.

Además, continúa en esa carta "en el lado opuesto del Muro, en el Aaiún ocupado, mi familia había preparado un recibimiento con una expectación emocional que ahora se ha visto rota en mil pedazos y con un desembolso que desestabiliza la precaria situación económica de mi familia, de siete miembros, mantenida únicamente por mi padre, cuyo salario no alcanza los 100 dólares al mes. Este desembolso se realizaba en aras de recibir a un hijo que lleva separado de ellos demasiados años ya a pesar de su juventud y con una esperanza de reencuentro que se ha visto truncada".

Su condición de refugiado, según entiende el propio Hallab y diversas organizaciones de apoyo, obliga a Acnur a velar por su seguridad física y por el cumplimiento de la legalidad en el ejercicio de sus derechos, "con lo que será el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados el responsable final de las consecuencias de su huelga de hambre", aseveran.

Por su parte, Acnur, a través de la persona responsable de comunicación, María Jesús Vega, ha explicado también su postura con las siguientes palabras: "ACNUR está muy pendiente de la situación de Mohamed y, tanto el personal que trabaja en servicios sociales como el equipo de protección, están dando un seguimiento especial a su caso, buscando alternativas en coordinación con su familia, proporcionándole asesoramiento y ofreciendo asistencia médica. Sí quisiera destacar que ACNUR está haciendo seguimiento en este caso como lo ha hecho a su vez en el de otros refugiados que desgraciadamente se han quedado también fuera del programa, no ya el día antes de iniciar el viaje, sino incluso ya en el lugar de destino y no habiendo sido autorizados a desembarcar del avión", dice.

Según explica Vega en dicho escrito, el programa de visitas que gestiona Acnur "es muy complejo" porque intervienen tres partes –Marruecos, Polisario y Argelia-, y los requisitos y condiciones son muy estrictas; todos tienen que estar de acuerdo para dar el visto bueno a nombres, listas o fechas, ya que son estas partes las que tienen obligación de garantizar la seguridad y la libertad de movimientos de los participantes en la región que visitan. "ACNUR no es quien toma las decisiones ni entrega las autorizaciones para participar", puntualiza.

Vega lamenta que, cada vez que una de las partes involucradas encuentra alguna dificultad, el programa se paralice, con el consiguiente perjuicio para los refugiados y sus familias en primer lugar, y la pérdida de recursos materiales y humanos.

Este programa, por cierto, estuvo completamente congelado entre marzo y septiembre de 2010, y ninguna familia se pudo beneficiar por falta de acuerdo entre las partes. Según recuerda Acnur, cuando se retomó finalmente el primer viaje en septiembre, 20 personas se quedaron sin poder desembarcar del avión tras llegar a los campos de Tindouf.

Hallab ve las cosas de otro modo, sin duda. En la carta remitida a Acnur argumentaba también que la justificación que le presentaron, basada en las alegaciones que ha dado el gobierno de Marruecos, "no tienen nada que ver con mi caso, mi única intención es viajar beneficiándome del derecho de encontrarme con mi familia, a la que no veo desde hace años, y dicho viaje se realiza al Sáhara Occidental (ocupado por Marruecos), no a territorio marroquí, como ha quedado patente en multitud de resoluciones de las Naciones unidas, máxime cuando no es reconocida, ni local ni internacionalmente ni por supuesto, por mí, la soberanía marroquí en el territorio del Sáhara Occidental".

Desde el punto de vista de Hallab, el programa de visitas es un proyecto auspiciado, organizado y realizado por ACNUR, y "es ésta quien tiene que establecer las bases sobre las que se asiente el mismo aunque, por lo demostrado en mi caso, es la sesgada visión que el Gobierno de ocupación marroquí tiene del pueblo saharaui la que marca las pautas y establece las condiciones a Naciones Unidas".

A la espera de ver cómo se resuelve la situación, Hallab parece poco dispuesto a dar marcha atrás. En la carta ya habla de una indiscutible determinación de emprender una huelga de hambre indefinida "hasta que me permitan ejercer mi derecho de visita a mi familia en los territorios ocupados, y no tengo intención de retroceder aunque pague un alto precio. Hago responsable a ACNUR de las repercusiones físicas de mi huelga de hambre y de las repercusiones, tanto físicas como emocionales, de mi familia, especialmente mi madre, la cual ya se encuentra en un estado de máxima debilidad emocional debido a mi separación, agravada con la desilusión de esperado y denegado encuentro, y física, debido a varias enfermedades", advierte en la misma.

Fuente: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=3&id=1755

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