El viento del desierto trae aullidos
Que rompen el silencio de la noche.
Soledad inmensa llena de melancolía,
Mientras una luna clandestina
Arroja colores sangrientos
Sobre las dunas dormidas.
El viejo Sahara llora
La muerte de sus hijos,
Cuando la violencia
Sacrifica la justicia
A futuros inciertos.
La rebeldía se hace cómplice
De la rabia contenida
En el fragor de la batalla.
El júbilo de la victoria,
Llama en auxilios apagados
A las dudosas sombras
De paraísos soñados.
Las verdades y confianzas
Encuentran rotas respuestas
En los abandonos lejanos
De las inalcanzables
Cumbres montañosas.
Mientras el abuelo
Acaricia la frente infantil,
Y su triste mirada
Se pierde en la lejanía,
Añorando la libertad.
Bachir, abril 2011
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